El rey borbón, impuesto por el dictador criminal era el nuevo jefe del estado, un fascista elevó al trono a otro fascista, corrupto hasta la médula, como así se demostró con los años.
Y en esa "fiesta de la democracia" se desmontaron deliberadamente todos los movimientos sociales y políticos que combatieron a la dictadura desde los barrios, desde los centros de trabajo, en la lucha clandestina. El eurocomunismo consumó su traición y se entregó con armas y bagajes a la nueva dictadura de apariencia democrática. El nuevo mantra era votar, votar para que "todo cambie sin cambiar nada".
Y poco después el diseño autonómico, para mayor gloria de aquellos sectores de las burguesías periféricas que en alianza con el posfranquismo, se dispusieron a disfrutar de su trozo del pastel democrático. Se consumó la división territorial de Castilla en 5 autonomías, para asegurar que si algo quedaba en la memoria colectiva de la revolución comunera, quedara enterrada para siempre.
Ahora algunos se sorprenden del auge de la extrema derecha, alcanzando una representatividad en las instituciones españolas sin precedentes. Pero cabe recordar que nunca fueron ilegalizadas las organizaciones fascistas que ensalzaban el franquismo y sus crímenes: falanges, fundaciones, etc, siguieron teniendo (y tienen) cobertura legal.
La memoria colectiva del republicanismo, del antifascismo fue enterrada con la necesaria colaboración de una autodenominada izquierda que ahora se sorprende del auge de esa misma extrema derecha que ellos permitieron y alimentaron, respetando su condición de "herederos de los vencedores del 18 de julio", por ello, ¿de qué se sorprenden ahora? Todo suena a la vieja canción: para frenar a la extrema derecha hay que apoyar al psoe.. Y sigue la rueda.
Para frenar al fascismo es necesario recuperar la memoria colectiva de la revolución comunera, del antifascismo, de la cultura obrera y popular. Desde los barrios, desde los centros de trabajo, desde la reconstrucción del movimiento obrero, denunciando y señalando no sólo a los fascistas de siempre, sino a esa izquierda monárquica y españolista colaboradora del sistema.
Murió el dictador, pero no la dictadura...

