martes, 30 de abril de 2024


 

A pocos días de haber celebrado nuestro día nacional, el 23 de abril, llega otra fecha grabada en la memoria de la clase trabajadora de todo el planeta, el 1º de mayo. Por más intentos que ha habido y que hay, de despojar a esta fecha señalada de todo su contenido reivindicativo, combativo y revolucionario, no han podido desterrarla de la memoria de los Pueblos trabajadores. Y para las y los comunistas de Castilla, 23 de abril y 1 de mayo son dos fechas que representan la razón de ser de nuestra organización: luchar por una Castilla libre e independiente, socialista y feminista. Y en el centro de esa lucha, está la Clase obrera.

La renuncia al socialismo revolucionario por parte de organizaciones históricas, tanto políticas como sindicales en el estado español ha convertido el 1 de mayo en una “fiesta” vacía de contenidos, más allá de los manidos lemas que recurren a los mantras del reformismo político: “defensa del empleo”, “defensa de nuestros derechos”, etc. Pero el 1 de mayo siempre ha sido una fecha en la que reivindicar no sólo los derechos laborales y salariales de la clase trabajadora, sino también de la defensa de un proyecto de sociedad sin explotados ni explotadores, esto es, el comunismo.

El capitalismo ha demostrado su incapacidad para resolver las necesidades de la inmensa mayoría de la población mundial. A cambio del bienestar y el enriquecimiento de unos pocos, sólo deja un rastro de destrucción, guerra, hambrunas, enfermedades… Su hegemonía se basa en la más profunda alienación de las masas trabajadoras a través del consumismo y el control de la información y el entramado político y judicial. Y cuando les falla todo ello, recurren simple y llanamente a la represión más brutal en cualquiera de sus formas.

El capitalismo español, tiene además un componente histórico profundamente reaccionario. Las grandes riquezas de la oligarquía española hunden sus raíces en el fascismo de la dictadura franquista, nacieron, crecieron y se alimentaron de ella, amasaron sus fortunas sobre el asesinato y el sometimiento de cientos de miles, millones de mujeres y hombres. Y esas familias de la oligarquía española siguen dirigiendo hoy las riendas de un sistema en apariencia democrático, pero profundamente injusto, cuya supervivencia se cimenta en un entramado jurídico-político e institucional pensado para que, cambiando las formas, nada cambie en el fondo.

Las formas son las de un gobierno que se autodenomina “el más progresista de la historia”, donde conviven la socialdemocracia “clásica” con una “nueva izquierda” que no deja de ser una versión 2.0 de la primera. Pasado casi 1 año de la investidura del gobierno de las promesas eternas, seguimos sin noticias de la derogación de la Ley mordaza y seguimos esperando que las indemnizaciones por despido al menos vuelvan a las cantidades anteriores a la reforma laboral que prometieron derogar…

No hay salida en el capitalismo, y no hay alternativa en la autodenominada “izquierda” que nos gobierna. Urge reconstruir el sindicalismo de clase, urge rearmar a la izquierda revolucionaria y retomar el objetivo último de una sociedad justa, sin guerras, sin hambre, sin injusticias. El 1º de mayo reivindicamos algo más que la defensa de nuestros derechos inmediatos, reivindicamos la propuesta de que otra sociedad es posible, y es necesaria. Nosotras lo llamamos Comunismo.

 


 

miércoles, 24 de abril de 2024


 25 de abril, en la memoria de los Pueblos que luchan: la liberación del fascismo en Italia y la Revolución de los claveles en Portugal. Frente a la falsificación histórica y el blanqueamiento del nazismo, reivindicamos la guerrilla de la memoria, la resistencia contra el fascismo y el internacionalismo proletario. 
¡O povo é quem mais ordena, ¡potere al Popolo! ¡Fascismo nunca más!

domingo, 21 de abril de 2024

23 de abril, día nacional de Castilla


 23 abril 2024

DÍA NACIONAL DE CASTILLA

 CASTILLA TRABAJADORA CONTRA EL IMPERIO

             Presenciamos con horror el genocidio que perpetra el último de los imperios. El estado sionista, herramienta junto con la OTAN, la UE y algunos otros estados voces del amo del mundo, los EE.UU., muestra el precio que sufrirán todos aquellos que osen levantar su voz.

            Nada nuevo, por otra parte. A la matanza de Gaza, sumamos muy cercanamente, la de Irak, Afganistán, Siria, Libia...podríamos seguir hasta la extenuación. Este Imperio nuevo no es sino el continuador de los nacidos en occidente, su heredero natural, del francés, del británico, del alemán del español, del italiano, del belga, del holandés, del italiano... y sus correspondientes episodios de holocaustos cometidos sobre Pueblos asiáticos, africanos, americanos… y sobre los propios Pueblos europeos.

            El llamado Occidente colectivo a la hora de someter a cualquiera que se levante en nombre de los derechos populares ha creado una maquinaria de exterminio, una política del holocausto y una economía para la guerra.

            Ver la matanza sionista contra Palestina fuera del contexto histórico de la defensa de los intereses del imperio occidental, es no ver con claridad. Separar al sionismo de las ideas supremacistas, fascistas, clasistas, racistas, xenófobas, machistas y cualesquiera que dividen a las personas en las de arriba y las de bajo, es no entender las causas fundamentales de lo que pasa.

            Mirando las cosas desde la perspectiva de la propiedad privada de los medios de producción y del poder político que necesita esa propiedad, se nos clarifica bastante el papel de la represión y la matanza: se trata de arrebatar la propiedad colectiva de los Pueblos para entregárselos a los amos del Imperio, las grandes empresas y bancos. A Palestina se le arrebata su Tierra, su propio espacio vital de existencia. Desde la “cultura” occidental amasada en siglos, sólo hay una salida: matar indiscriminadamente a sus habitantes. Y si son jóvenes y mujeres, mejor, se elimina la posibilidad de su reproducción.

            Afirmamos que la milenaria lucha de los Pueblos por su derecho a la existencia social ha sido la lucha por sus derechos comunales frente a los que querían destruirlos a favor de una clase ávida de sus propiedades colectivas, para hacer valer su régimen social de privilegios: esclavista, feudal o capitalista.

            Y frente a eso, los Pueblos siempre se han levantado. Como se levanta Palestina.

            Y esa es la marca de un Pueblo, la de su lucha innegociable contra la usurpación, el saqueo, la explotación, y cualquier forma de anulación de su voluntad. Esa es la invisibilizada línea que explica el acontecer histórico: la lucha de lo colectivo popular, su resistencia contra las fuerzas que trataban de arrebatar sus tierras, los frutos de su trabajo, su patrimonio material y cultural.

            Con la llegada de la propiedad privada, ha sido una constante esta resistencia. La Humanidad ha sobrevivido durante centenares de miles de años con formas comunitarias de vida que procuraron su supervivencia ante terribles situaciones medioambientales. Las sociedades basadas en la propiedad privada de los medios de producción sólo tienen unos pocos miles de años y han sido responsables de miles de guerras de conquista y expolio.

            Y nos paramos aquí, en Castilla, que también somos un Pueblo al que se le arrebata cada día con las nuevas formas capitalistas de privatización de ese patrimonio colectivo. Empezando con nuestra memoria. Mintiendo sobre los que somos y lo que fuimos. Un Pueblo luchador que se levantó por sus formas comunitarias de ser contra el mayor de los Imperios conocidos hasta entonces, en el siglo XVI, el imperio español de Carlos V. Y para los que no entienden lo que fue aquel levantamiento: no fue sino otro episodio de la Humanidad que lucha por su vida comunal contra los expropiadores.

            Tal fue así que pasó a la Historia como Revolución Comunera. Una revolución que pretendió desgajar Castilla de su majestad Imperial y crear una suerte de confederación de repúblicas castellanas donde el común fuera lo primero. Como escribió Juan de la Encina:

 «No avia en ella (Castilla en 1520) lugar que no desease estar franco y libre y syn señor y aun syn rrey enperador»

 Revolución anti imperial y anti señorial, revolución comunal y democrática.

           Hoy ese Imperio español, sigue subsistiendo. El estado español forma parte del Imperio occidental y es cómplice de todas sus guerras y masacres, incluyendo la que se desarrolla en Palestina. Es cómplice de las guerras de la OTAN y de las políticas antipopulares de la UE. Es cómplice de mantener a un régimen nazi, el de Ucrania, perpetuador de matanzas en el Donbass. Y lo que recibe a cambio es poder mantener su propio subsistema imperial donde un puñado de oligarcas explotan a los Pueblos que pudieron mantener encadenados tras las luchas descolonizadoras de los siglos pasados y a los que han podido seguir expoliando gracias a lo que mejor saben hacer en este imperio occidental español: matanzas, represión, golpes de estado y falsa democracia. Y uno de esos Pueblos es el Castellano, el nuestro.

             Con lo expuesto, tener una visión antiimperialista e internacionalista, apoyar a los Pueblos que luchan como el Palestino, significa entender el significado histórico de esas luchas e interactuar desde nuestro propio Pueblo oprimido por el sistema Imperial.

             Castilla se levantó contra el Imperio, apoyemos como castellanos y castellanas a los Pueblos que luchan contra él, formemos nuestro propio frente de lucha antiimperialista y avancemos en nuestra independencia y el derecho a nuestra vida comunitaria. Hoy como ayer luchemos.

 ¡VIVA LA REVOLUCIÓN COMUNERA!

  La reciente cumbre de la OTAN puso de manifiesto la escalada belicista impulsada por las élites globalistas, con EEUU a la cabeza, arrastr...