A pocos días de haber celebrado nuestro
día nacional, el 23 de abril, llega otra fecha grabada en la memoria de la
clase trabajadora de todo el planeta, el 1º de mayo. Por más intentos que ha
habido y que hay, de despojar a esta fecha señalada de todo su contenido
reivindicativo, combativo y revolucionario, no han podido desterrarla de la
memoria de los Pueblos trabajadores. Y para las y los comunistas de Castilla,
23 de abril y 1 de mayo son dos fechas que representan la razón de ser de
nuestra organización: luchar por una Castilla libre e independiente, socialista
y feminista. Y en el centro de esa lucha, está la Clase obrera.
La renuncia al socialismo
revolucionario por parte de organizaciones históricas, tanto políticas como
sindicales en el estado español ha convertido el 1 de mayo en una “fiesta”
vacía de contenidos, más allá de los manidos lemas que recurren a los mantras
del reformismo político: “defensa del empleo”, “defensa de nuestros derechos”,
etc. Pero el 1 de mayo siempre ha sido una fecha en la que reivindicar no sólo
los derechos laborales y salariales de la clase trabajadora, sino también de la
defensa de un proyecto de sociedad sin explotados ni explotadores, esto es, el
comunismo.
El capitalismo ha demostrado su
incapacidad para resolver las necesidades de la inmensa mayoría de la población
mundial. A cambio del bienestar y el enriquecimiento de unos pocos, sólo deja
un rastro de destrucción, guerra, hambrunas, enfermedades… Su hegemonía se basa
en la más profunda alienación de las masas trabajadoras a través del consumismo
y el control de la información y el entramado político y judicial. Y cuando les
falla todo ello, recurren simple y llanamente a la represión más brutal en cualquiera
de sus formas.
El capitalismo español, tiene
además un componente histórico profundamente reaccionario. Las grandes riquezas
de la oligarquía española hunden sus raíces en el fascismo de la dictadura
franquista, nacieron, crecieron y se alimentaron de ella, amasaron sus fortunas
sobre el asesinato y el sometimiento de cientos de miles, millones de mujeres y
hombres. Y esas familias de la oligarquía española siguen dirigiendo hoy las
riendas de un sistema en apariencia democrático, pero profundamente injusto,
cuya supervivencia se cimenta en un entramado jurídico-político e institucional
pensado para que, cambiando las formas, nada cambie en el fondo.
Las formas son las de un gobierno
que se autodenomina “el más progresista de la historia”, donde conviven la
socialdemocracia “clásica” con una “nueva izquierda” que no deja de ser una
versión 2.0 de la primera. Pasado casi 1 año de la investidura del gobierno de
las promesas eternas, seguimos sin noticias de la derogación de la Ley mordaza
y seguimos esperando que las indemnizaciones por despido al menos vuelvan a las
cantidades anteriores a la reforma laboral que prometieron derogar…
No hay salida en el capitalismo,
y no hay alternativa en la autodenominada “izquierda” que nos gobierna. Urge
reconstruir el sindicalismo de clase, urge rearmar a la izquierda
revolucionaria y retomar el objetivo último de una sociedad justa, sin guerras,
sin hambre, sin injusticias. El 1º de mayo reivindicamos algo más que la
defensa de nuestros derechos inmediatos, reivindicamos la propuesta de que otra
sociedad es posible, y es necesaria. Nosotras lo llamamos Comunismo.